Capítulo 2. Encuentros...

No me puedo creer que él esté aquí. Había decidido olvidarme de él, y por eso el primer paso era alejarme y no volver a verle. Pero ahí estaba él. Con esos preciosos ojos... Vuelvo en mí y aparto la mirada de él, pero es difícil pues su simple presencia hacía que mi interior volviera a ser un completo caos. ¿Por qué la vida lo volvía a poner en mí camino? Ahora que estaba a punto de olvidarle...

~ Hace diez escasos minutos. ~

Habíamos llegado a la isla cinco chicas, todas sonreían pero yo no conseguía encontrar razón para hacerlo.
Una tiene morena con mechas rojas, otra tiene el pelo moreno y largo, y por último una chica de pelo negro con un corte por los hombros.
Renata nos deja solas para que entremos dentro, pero ninguna hacemos nada, nos limitamos a mirarnos.

-Hola, yo soy Trisha. -Se presenta la chica de mechas rojas.

-Yo soy Ranun, y esta es Dakota.

Nos da dos besos y se aparta, pues las demás parecen más animadas y deciden presentarse.

-Mi nombre es Queen. -Dice la de pelo moreno.

-Encantada. -Logro decir.

-Yo soy Rea. -Se presenta la de pelo negro.

Tras dos nuevos besos de cada una nos quedamos hablando, cada una en lo suyo. Rea y Queen hablan sobre lo emocionadas que están de que empiecen los retos y de la ropa que llevaremos. Mientras que Ranun y Trisha hablan de maquillaje y peinados. Yo, en cambio, no me encuentro muy emocionada y un dolor de tripa me hacía presentir que algo iba a cambiar.

Y entonces me fijo en nuestro alrededor. Es un pequeño claro con dos preciosas cabañas de madera, con dos pisos y un tejado en forma de pico. Era precioso el bosque y la cabaña, parecía un cuadro de los que pintaba mi madre.

-Pero bueno chicas, ¡todavía no habéis entrado!

Nos sobresaltamos al oír a Renata y nos mete prisa para entrar. Las cinco entramos y encontramos a tres pelirrojas hablando. ¿Tres pelirrojas? Así es, no tienen la misma estatura, ni la misma cara, ni el mismo color de ojos, pero el mismísimo color de pelo.

-¡Bienvenidas!- Saluda la de ojos azules. -Me llamo Cherry.

Tras la mismas presentaciones, que se repiten en dos ocasiones más, descubro que la de ojos ámbar se llama Kationak y la de ojos verdes Beid.

Segundos después por la puerta  aparece, sinuosamente, una chica de pelo castaño claro con las puntas de color rubio. Cuando la veo aparecer la sonrío, pero ella no me devuelve la sonrisa. Creo que es un poco... ¿Desconfiada? ¿Triste?

-Hola, soy Dakota. -La pregunto haciendo caso omiso a su cara sin expresión. -¿Y tú?

-April.

Parece que no está dispuesta a decir nada más así que subimos las nueve a la planta de arriba.

No sabemos muy bien que ponernos así que decidimos ir a llamar a Renata. Como veo que todas están un poco distraídas decido ir yo.

-No hace falta que os peleéis por ir, que ya voy yo.

Ellas me miran y esbozan una sonrisa. Nos hemos pegado una ducha y salgo con una toalla grande que arrastra un poco con el suelo. Espero no tener que ir muy lejos.

-Renata... ¡Renata! -Empiezo a llamarla, sin respuesta.

Entonces me giro y veo a cinco chicos más que entran en la cabaña de al lado. Me fijo en cada uno de ellos y veo a la única persona me destrozó la vida. Me destrozó por dentro, por el corazón, en donde más dolía. No me puedo creer que él esté aquí. Había decidido olvidarme de él, y por eso el primer paso era alejarme y no volver a verle. Pero ahí estaba él. Con esos preciosos ojos... Vuelvo en mí y aparto la mirada de él, pero es difícil pues su simple presencia hacía que mi interior volviera a ser un completo caos. ¿Por qué la vida lo volvía a poner en mí camino? Ahora que estaba a punto de olvidarle... Vuelvo a dirigir una mirada a su cabaña, no veo nada más que el reflejo en los cristales y esbozo una sonrisa llena de profunda tristeza.

-Spike... -Digo en un susurro.

-¿Pero qué haces aquí?

Me giro asustada y veo a Renata, con cara de preocupación.

-Vamos o cogerás un resfriado.

Yo asiento sin muchas ganas y deseando que él no me haya visto. Prefiero dejar el pasado donde está.

~ Segundos antes, en la cabaña de al lado. ~

Entramos en la cabaña y contemplamos lo bonito que está todo. Pero mientras los demás se van a dar una ducha yo pienso en otras cosas: ¿Me habrá visto? Espero que no, quiero darla una sorpresa. Parecida a la del día que nos conocimos...

Vuelvo a mirar por la ventana, deseando verla sonreír, pero lo que veo me daña internamente. Ella mira hacia mi cabaña y dirige una sonrisa triste. Mi corazón, que ya tiene daños, se fragmenta un poco más.

Un chico con lo que he viajado, llamado Bradlee, me llama desde arriba:

-Spike, ¿vienes o no?

-Sí, ya subo.

 

Estoy muerto. Es lo único que logro pensar mientras me doy una ducha, con agua fría para lograr despejarme. Pero en este momento, solo puedo sentir una cosa: odio. Odio hacia mí mismo por hacerle a Dakota lo que le hice. Odio por ser tan estúpido y herirla.