domingo, 18 de noviembre de 2012

Capítulo 11. Rasgos de la Tortuga con K.

BUENO QUERIDAS CONCURSANTES, A PARTIR DE AQUÍ A ESCRIBIR SIN PARAR. COMO SIEMPRE: SIENTO LA TARDANZA...
QUIERO DAROS LAS GRACIAS A TODAS VOSOTRAS QUE ME LEÉIS, Y QUE ME ENCANTAN VUESTROS COMENTARIOS. ¡NO SABÉIS LO MUCHOS QUE ME PUEDO ALEGRAR CON ELLOS!

CAPÍTULO 11. RASGOS DE LA TORTUGA CON K.

Todo lo que llegaba a mis oídos era música procedente del equipo ganador, yo no recuerdo que lo celebrásemos tanto. En cuanto llegué a la habitación caí rendida mientras que los demás se lo pasaban bien, definitivamente no soy de mucha fiesta.

Miro hacia arriba y pienso en el primer día de este año. El beso con Spike por la noche, lo frágil que me sentí cuando le vi decir eso en la televisión… De mis ojos empiezan a salir lágrimas y yo me levanto para intentar pararlas. Pero sé que solo hay una persona capaz de hacerlas parar, aun que puede que sean dos.

Oigo un ruido cuando las lágrimas han parado de salir, y solo puedo esbozar una sonrisa mientras noto como se acerca a mí y me abraza.

-La próxima vez ganaré yo… -Noto sus labios cerca de mí, y al mirarle solo consigo aumentar las ganas de besarle. Me mira con una mirada provocadora.

-No lo esperes amor.

Le guiño un ojo y me entran ganas de picarle un poco, como hacíamos antes.

-Si no eres capaz de atraparme no te mereces ganar ni un solo reto. –Le miro por el rabillo del ojo y noto como mis palabras hacen su efecto.

-Creo que no deberás haber dicho eso.

Salgo corriendo hasta quedarme detrás de un sillón de terciopelo. Spike está justo en el otro lado y me mira decidido.

-Yo que tú me rendiría, estas en desventaja mi amor.

-Yo nunca me rindo.

Me acerco a la puerta despacio, sin que se note, y consigo llegar a abrirla. Bajar las escaleras corriendo es peligroso, al menos eso me decían, pero consigo llegar abajo sana y salva. Todos están fuera así que creo que es mejor salir fuera de la cabaña.

-Estás a tiempo de tragarte tus palabras antes de que te arrepientas.

Le veo dudar, pero finalmente me mira y lo suelta.

-Solo me he arrepentido de una cosa en toda mi vida: haberte dejado marchar…

Siento un golpe seco en el pecho, y noto que me falta el aire. Pienso en decirle millones de palabras, todas esas que nunca le dije a nadie y que guardaba solo para él. Aun que todo eso…

-El pasado no me importa, ya no.
Esbozo una enorme sonrisa y me precipito sobre la puerta de salida. Dos focos de color azul no dejan ni un solo lugar sin iluminar, y otros dos rojos y amarillos le persiguen. Es increíble la fiesta que han montado en un solo segundo, los focos de colores hacen que la hierba brille en la oscuridad.

Veo a Bradlee bailar con los demás, mientras intercambia palabras con Altea. Siento algo parecido a los celos, pero es imposible, yo estoy con Spike. En cuanto me vio se acercó a mí y sonrió de la forma en la que solo sabe hacerlo él.

-¿Al final has decidido unirte a la fiesta?

Mire hacia un lado y vi que una larga mesa estaba repleta de alcohol, pero Bradlee no parecía haber probado nada. Al contrario de Queen y Rea, que estaban besándose con dos concursantes. April parecía interesada en el chico alto y pelo negro, pero le miraba desde lejos y sin hacer caso a Trisha, quien intentaba traerla al mundo real.

-No, yo…

-¡Te pillé Didi!

Pegué un salto cuando Spike me cogió de la cintura y cogió mi barbilla para besarme. Vi como uno de los puños de Brad se apretaba, pero con una sola mirada de Spike fingió una sonrisa. Pude ver una oportunidad de escapar de esa situación tan incómoda, estaba apoyada en un árbol y tenía su pelo pelirrojo sujeto con una coleta.

-Perdonarme, tengo que arreglar algo.

Los dos me miraron confusos, pero antes de que preguntaran me libre de los brazos de Spike y me adentré en el mogollón que bailaba. Cogí a Kationak del brazo y, pasando de sus insultos, le dije a Beid que me acompañase. Ella seguía enfadada conmigo pero eso esperaba arreglarlo luego. Dirigí a las dos hacia la pelirroja de ojos azules, que cuando nos vio acercarnos se alejó del árbol e intentó huir.

-¡Cherry!

Se dio la vuelta diciendo cosas entre dientes, pero yo no me inmuté. Kationak se movía nerviosa a mi lado y yo solo la solté al lado de Cherry.

-Muy bien, -mi tono parecía demasiado duro, por lo que lo suavicé -¿me podéis contar qué os ha pasado?

-¿Y a ti que te importa lo que nos ocurra a nosotras?

Beid me miraba con mala cara, ¿qué demonios la pasa conmigo?

-Más de lo que crees.

Esperaba que Beid se diera cuenta de que era injusto que me tratase así, ni siquiera tenía conciencia de lo que había hecho mal.

 

-¡Esto no es culpa suya Beid! –Me defendió Cherry.

-¡Pues yo creo que sí vale!

Las dos eran incapaces de decir nada más, solo decían que no era culpa mía y otra que sí.

-¡Callaos las dos!

La voz de Kationak sonó firme, por lo que la discusión se acabó.

-Será mejor que nos alejemos un poco de la fiesta. –Hizo énfasis en “un poco”, y eso hizo que me estremeciera.

Tanto Beid como Cherry asintieron y yo solo pude seguirlas. Llegamos a la Mesa de Piedra y entonces Kationak decidió que deberíamos parar.

-Dakota, escucha con atención. –Miraba de un lado a otro, nerviosa, mientras que las otras dos pelirrojas encendían las antorchas. –Ante todo, no te asustes.

-Con eso solo consigues que me asuste.

Vale, estaba pareciendo una niña cobarde, pero tenía miedo. Las tres pelirrojas se juntaron y se colocaron el un línea recta. Se levantaron la manga derecha y vi tres líneas marcadas en su piel. Acerqué mi mano a la cicatriz de Beid y noté como hacía una mueca de dolor cuando sintió mis temblorosos dedos encima de su brazo. Repasé lentamente una bonita y escalofriante K

-Necesitamos que confíes en nosotras, puede que pases miedo y tal vez…

Entonces, ningún otro sonido salió de la boca de Cherry, aunque sus labios seguían moviéndose.

Todo se iba volviendo negro, pero pude ver una última cosa en la mesa de piedra.

RASGOS DE LA TORTUGA

En estos momentos desearía ser un personaje animado. En donde yo recordaría algo de mi pasado y descubriría este misterio. Pero estoy en el mundo real, donde las cosas duelen y te impactan en la cara sin poder hacer nada.

Despierto sudorosa en mi cama, con la extraña sensación de que alguien me vigilaba. Pero resultaba que solo era una maldita cámara.

 

5 de Enero del 2300

Tras esa horrible pesadilla no he conseguido controlarme. Estoy aquí, encerrada en el baño para que Spike no pueda venir a consolarme, porque sinceramente, no quiero que NADIE se acerque a mí. Sé que mis sollozos se oyen detrás de la puerta pero no estoy dispuesta a abrir el cerrojo.

Recuerdo haber salido de la cabaña mientras Spike me perseguía, la sonrisa de Brad, haber hablado con las pelirrojas pero… a partir de ahí todo es confuso.

Intentar describir estos 3 días en los que no te he escrito es imposible. Para mí cada día aquí es como una semana entera…

Los abrazos con Spike son mágicos, las sonrisas forzadas de Brad dejan mucho que desear, las chicas son las mejores…

Todas ellas han encontrado aquí su sitio y yo, sin embargo, no me conformo con nada.

El segundo reto… es complicado describirlo. Hemos pasado por muchos sitios, y hasta que mi vértigo no ha entrado en el juego todo ha ido relativamente bien. Pero cuando ha hecho su entrada, Bradlee ha estado allí.
Escribo rápido pues las pelirrojas me llaman. Querido diario, ahora siento que eres al único que le puedo contar todo lo que me atormenta. Por eso, te haré llegar todo lo que averigüe sobre… Los Rasgos de la Tortuga y esa misteriosa K.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

El proyecto Michelle. By: Dillaardi


Siento no haber publicado el capítulo todavía, exámenes... Pero para que no se os haga tan larga la espera os traigo un magnífico concurso del maravilloso blog de Dillaardi:
http://historiasentretodos.blogspot.com.es/
Pinchad aquí para dejarla vuestros comentarios e informaros de TODO. 
Os dejo también el enlace de su resumen para que sepáis todo sobre la genialísima novela de Dillaardi.

Esta semana estará el capítulo y os prometo que os recompensaré por la espera. BESOSS
CRISKTI

jueves, 8 de noviembre de 2012

Capítulo 10. Cuadrantes 4, 5 y 6


Ocho de la mañana, imposible dormir más. Menos mal que tenemos hasta la noche para llegar al puente, a partir de ahí empezaría lo difícil.

-Venga Didi.

Altea no para de meterme prisa y yo tenía que hacer algo para que me diese tiempo a recuperarme.

-Dime una cosa, -ella se para y me escucha -¿cómo haces para aguantar todo eso?

-Al final te resignas, sacas fuerzas, y asumes que las cosas son como son, casi nunca como a ti te gustarían.

Sin palabras, soy incapaz de decir nada más hasta que llegamos a la montaña.

-Ma… -voy subiendo la cabeza hasta arriba –dre…

-Siento que tu madre no esté aquí para ayudarte.

-Yo soy mucho más fuerte que mi madre.

-Lógicamente, los hijos deben ser más fuertes que los padres. –Altea mira la montaña por todos los lados. –Sino acabaríamos todos tontos.

Termina en un susurro mientras observo cómo se aleja por la derecha. ¿No pretenderá rodear la montaña no?

De repente, es como si mis ojos siguieran un camino de salientes en la montaña. Y como si no fuera dueña de mi cuerpo empiezo a escalar. No soy consciente de que Altea me llama hasta que siento un corte en la mano.

-¡Dakota!

Escupo un par de tacos y miro hacia abajo. Solo he subido dos metros así que serán fáciles de bajar.

-¿Qué es lo que te pasa?

-¿Qué hacías ahí arriba? ¿Matarte?

-Altea, ¿sabes escalar?

Ella me mira con los ojos abiertos y luego dirige su mirada hacia la cima de la montaña.

Veo que no contesta, se ha quedado to´ loca, como diría mi hermana. Me quito la mochila, busco un rollo de vendas y me la pongo en la mano izquierda.

< Y yo que pensaba que no me servirían para nada >

-No creo que puedas escalar con la mano así. –Llevaba un rato en silencio, y cuando habló solo dijo eso.

-No te preocupes, llevo toda mi vida sin sentir las heridas. Bueno, más bien paso de ellas.

Altea se encogió de hombros y me hizo un gesto con el brazo para que fuera yo primero.

Empecé a escalar y pensé los metros que necesitaríamos subir para poder llegar al otro lado. Claramente no la escalaríamos entera, nunca terminaríamos. Calculo que con unos treinta metros será suficiente.

<Treinta metros… Treinta metros…>

No podía parar de pensar en que era mucha altura, y cuando ya estábamos a 10 metros recordé mi miedo más profundo, el vértigo.

No, debía concentrarme en otra cosa. Pero lo único que se me ocurría era Spike. Empecé a pensar en sus ojos, su mirada verde que podía hacer a los ángeles caer. También pensé en su sonrisa, divertida y romántica. Sentí su mirada clavada en mí y sus ojos me hechizaron. Todo a mí alrededor se volvió verde, aun que nuestro cielo estaba naranja, sus ojos de nuevo seguidos de sus labios… Revolotear su pelo rubio como si fuera un crío.

 
< ¡Funcionó!>

Grité dentro de mí, habíamos llegado más allá de los treinta metros y solo era mediodía.

-Madre Didi. –Altea cogía aire rápidamente y oía como le faltaba el aire. –No sé en qué pensabas cuando subíamos, pero parecía que volabas en vez de escalar.

Sonreí roja como un tomate, y avergonzada de haber pensado tanto en Spike.

-Puede que lleguemos a tiempo.

Las dos miramos al horizonte y asentimos. Era hora de dar la vuelta a la montaña y bajar.

Silencio mientras subimos, silencio mientras pensamos y también silencio mientras bajamos. Entre nosotras todo se remonta a silencios en los que nadie sabe qué decir, pero están lejos de ser incómodos.

-Debes tener cuidado.

< ¿Eso a qué viene? >

De verdad, no entiendo muchas de las cosas de las que habla Altea.

-¿Por qué lo dices?

-Dillaardi está en el equipo Aphrodite, -sigo sin entender nada, hasta que dice-: con Spike.

Abro los ojos y Altea solo se encoje de hombros. Empiezo a bajar más que rápido, tropezando un par de veces y llegando al suelo de culo.

Espero unos segundos a que Altea llegue, así que en cuanto sus pies tocan el suelo salgo corriendo hacia el cuadrante 5.

Hemos conseguido saltarnos la colina y ya nos encontramos en el otro lado del río. Pienso en que no tenemos por qué estar en peligro, solo hemos hecho un poco de trampas. Intento convencerme a mí misma mientras sigo corriendo, pero en el fondo sé que es mentira. No nos pueden matar, sino se enfrentarían a los ciudadanos de Persae, y no creo que el Comandante quiera eso.

Sentía ganas de llegar junto a Spike, y poder apartar a esa lagarta de en medio. Pero mi corazón me decía que debía confiar en él… y con mucho esfuerzo, logre parar de correr.

-¿Por qué te paras? –Altea llegó a mi lado con cara de perplejidad.

-Confío en Spike.

-¿Qué…?

-¡Qué confío en…!

-Ya te he oído, –me cortó –vale que confíes en tú novio pero todos los chicos son iguales. Y Dillaardi tiene un nuevo objetivo.

Altea me hizo un gesto con la cabeza y mire hacia delante, estábamos a un kilómetro de ellos y se podía ver como Dillaardi intentaba acercarse a Spike, la lagarta esa está intentando hablar con él. Pero en realidad ella no le quiere, solo busca lo que busca.

-Será asquerosa…

Siseo entre dientes.

Corro tras ellos y veo como Altea sigue andando a su ritmo, no tiene intención de correr. Creo que cree saber cómo terminará todo, pero yo no lo permitiré.

-¡Spike!

Mi grito atrae su mirada y la de Bradlee, que primero sonríe y luego solo consigue bajar la mirada cerrando los ojos fuertemente.

-¡Didi! –Corre hacia mí y me coge en sus brazos. -¿Dónde te habías metido?

-Por ahí… -Me hago la interesante y le planto un beso. Sonrío con los labios pegados a los suyos y susurro-: Te ganaré amor.

Él solo sonríe y empezamos a correr. Veo como todos los equipos luchan por llegar los primeros. Llegamos al barranco y todos movemos la cabeza a todos los lados. Me separo de Spike a duras penas, pero añade:

-Te esperaré en la meta amor.

Me guiña un ojo y siento que mi corazón se derrite. No me da tiempo en hacer nada más porque Bradlee ya me ha cogido del brazo y me arrastra detrás de los árboles. Allí ya se encuentran Ranun, Trisha y Asad.

-Nuestro puente está detrás de esos árboles. –Todos seguimos con la mirada el sitio al que señala Bradlee.

-¿Y cómo haremos para cruzarlo?

-Fácil Dakota, es solo un puente y no creo que pase nada extraño.

Bradlee parece tan seguro que me contagia, yo asiento y les sigo.

Ante nosotros se encuentra, la pesadilla que recorre mis pesadillas. Un enorme puente une un lado con el otro, pero lo peor es el fondo.

-Dakota yo…

-Déjalo Bradlee. –Pone una mueca y veo que le he hecho daño. – ¿Luego hablamos vale?

Él sólo asiente, triste y decaído. Le veo alejarse cabizbajo hacia el puente, y me doy cuenta de lo mucho que echo de menos tenerle cerca como mi mejor amigo.

-¡Eh Brad! –Parece que se alegra de que le llame de nuevo así, y gira su cabeza con una sonrisa. –Te ganaré.

Y salgo corriendo pasándole por la izquierda.

Nos encontramos ya en el medio del puente y puedo ver como el Equipo Zeus lleva más camino que nosotros. Al fijarme en ellos mi mirada se desvía hacia abajo, y mis ojos se abren muchísimo.

-Dakota, ¿estás bien?

Yo solo puedo negar y noto como pierdo color. Siempre que siento vértigo me vuelvo pálida como un fantasma y mis labios se vuelven blancos.

Brad mira hacia el vacío y tengo miedo de que se caiga. Le cojo del brazo y él me abraza, pero un poco lejos de mí no como Spike.

-Venga vamos, confía en mí.

-Es que… tengo miedo de caerme. –Mi susurro hace que se le ericen todo los pelos de los brazos, y veo que estaba muy cerca de su oído.

-El miedo mata a más personas que las guerras. Recuérdalo ¿vale?

Yo asiento y terminamos de cruzar el puente de la mano. Compartimos un silencio que hace que volvamos a ser los mismos, no quiero volver a perderle.

-Muy bien chicos, veo que todos habéis llegado vivos –veo como Renata me mira a mí- a la meta. Pero solo puede haber un ganador y ese es…

-¡El equipo… Ares!

No me sorprende nada. El pelirrojo encontró su puente y Rea y Nina fueron las primeras en llegar. Paul y Álex tampoco se quedaron atrás y llegaron un segundo después de Ranun y Asad.

Todo el equipo Ares salta de felicidad por haber ganado su primer reto y los demás solo nos quedamos a ver como lo celebran. No me importa no haber ganado, tengo buen perder, pero creo que no me interesaba ganar. Solo buscaba volver a reunirme con Brad.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Capítulo 9. Cuadrantes 1, 2 y 3


Parece ser que Altea tenía razón y la llegada de las hermanas ha cambiado las cosas. Ni siquiera sé el nombre de este reto, no nos lo han dicho. Hoy todos estaban muy raros, las pelirrojas se han peleado y no se han mirado ni una vez. Beid se ha enfadado conmigo y no consigo enterder por qué. Ranun está en la habitación, tecleando en su ordenador a toda velocidad. Altea ha estado todo el día enfrascada en uno de sus libros. Bradlee y Spike se fueron hace una hora al lago, me dijeron que tenían que hablar. Y ahora yo me encuentro en el salón, esperando que alguien venga a buscarnos y que empiece de una vez el maldito reto.
~ ~ ~ 
Ante mí se encontraba, largo y profundo, muy profundo, la peor de mis pesadillas. Estaba muerta de miedo y no conseguía poner mis pensamientos en orden.
~ ~ ~
 
Tras haber ganado el primer reto parecía que habían pasado miles de cosas, pero aquí estábamos, en la cuenta atrás del segundo reto.
-Bien concursantes. -La voz parecía la de Renata, pero era más... mecánica. -El reto empieza en la playa, luego deberéis llegar a la plaza de las calabazas, pasar por el campo de lavanda y cruzar la colina del árbol. No hos dará tiempo a llegar al río por lo que mañana pasaréis el río, y por último, cada uno cruzaréis el puente que está indicado con vuestro color. Allí... deberéis enfrentaros a...
-Tendréis un día entero para llegar hasta la meta, hasa la noche de mañana. Y os avisamos de que si unos cuantos concursantes se quedan rezagados en un cuadrante este pondrá difíciles las condiciones para permanecer allí. ¡Que empiece el Segundo Reto!
La voz mecánica de Renata no ha tenido tiempo de terminar, o no querían que acabase, y la voz (también mecánica) de Marcus la ha interrumpido.
 
¡Avalanchaa! Todo se vuelve una locura completa, corremos para salir de la playa e intentar llegar al segundo cuadrante.
-Dakota. ¡Dakota!
Dejo de correr cuando vamos a entrar a la plaza de las calabazas, y veo que Altea me hace señas para que la siga detrás de un árbol.
-¿Qué es lo que ocurre?
-Verás, he estado leyendo un libro que me regaló mi madre cuando se enteró de que vendríamos aquí.
-Mmm… Vale. ¿Y qué tiene que ver un libro de historias con esto? -La verdad es que no entendía por donde quería ir.
-Dakota, no es de historias. Es un libro de mi padre, que ha pasado de generación en generación.
-Altea, no te entiendo.
-Siempre te cuesta entenderme, pero... -No podía permanecer por más tiempo allí, mientras que los demás ya habrían llegado al campo de lavanda.
Me di la vuelta y eché a andar. Cuando iba a empezar a correr, Altea me cogió con fuerza del brazo y me obligó a darme la vuelta. Me estaba clavando los dedos en la muñeca y ella sabía que eso me haría pararme.
-¡Escúchame! Deja de pensar como la niña pobre de la ciudad de Thymi. Ahora, debes pensar como una concursante de un reality show. Venga Didi, ¡eres famosa!
Me quedé quieta, escuchando las palabras de Altea que no hacían otra cosa más que quedarse grabadas en mi mente.
-¿Cómo que famosa?
-Creo que no te has enterado de nada. -Ella siempre igual, me hacía quedar como alguien ingenua. No me gustaba, pero lo mucho que aprendía de ella lo compensaba todo. -Todo el país de Persae ha estado mirándote, observándote, desde que llegaste aquí. Suspiran cuando estás con Spike, lloran cuando tú sufres, se alegran cuando estás con las demás...
-No sabía que...
-¿Sabes lo loca que se puso la gente, cuando el primer día hicisteis el juego de Reto o Verdad?
Veo a Altea llevarse las manos a la cabeza de exasperación, y entonces, lo entiendo todo. Imagino todos los televisores de todos los hogares, todos observando cada minuto de nuestras vidas aquí.
 
Quería decir algo más, pero cuando abrí la boca todo se llenó de arena y tuvimos que salir de allí.
-Venga Didi, hagamos que la gente se olvide de lo demás y centre su atención en nosotras.
¿Qué sonaba egoísta? Puede que un poco, pero Altea tenía toda la razón y estaba dispuesta a que la gente solo pensara en mirar a la pantalla.
Saltábamos calabazas de empezaban a arder, y casi se nos hacía imposible respirar. Los demás deben de estar entrando en la colina.
Llegamos exhaustas a una pradera de color violeta, inmediatamente nos llegó un olor a lavanda y abrimos fuerte los ojos.
-¿Cuando salimos el cielo era azul no? -Mi pregunta sorprende a Altea.
-Sí, ¿por?
-Míralo ahora. -Las dos miramos hacia arriba y lo encontramos de color rosa.
-Vale, eso significa que vamos muy retrasadas.
Veo que altea busca algo en su mochila y mi cara expresa sorpresa cuando saca su móvil.
-Ranun ha descargado el mapa del reto, hay que buscar algún tipo de atajo para llegar rápido al cuadrante 5.
Pasan dos minutos y las dos buscamos desesperadas cualquier raya que nos indique que hay un camino.  El móvil de Altea es más grande que cualquiera de los nuestros, así que nos cuesta un poco menos encontrar un camino.
-¡Aquí! -Exclamo, señalando una especie de sendero.
-Solo hay un problema, hay que escalar la montaña.

Se hace de noche, tendremos que pasar la noche aquí.